Curación milagrosa del codo
Semidioses de blanco, una mierda. El trabajo de los pediatras es muy poco espectacular. Sólo nos convertimos brevemente en héroes cuando se trata del "codo de niñera".
Normalmente, nuestro tratamiento cotidiano es tan emocionante como el 156º campeonato alemán de fútbol del FC Bayern de Múnich: profesional pero predecible, aburrido pero normalmente exitoso. Sin embargo, hay un caso en pediatría en el que nos convertimos brevemente en héroes con un solo "movimiento mágico": el codo de niñera.
La afección es relativamente frecuente y se da en lactantes, normalmente entre uno y cuatro años. Un tirón repentino del antebrazo (por ejemplo, cuando juegan al "Engele, Engele flieg" o cuando el niño desafía y se deja caer mientras le cogen de la mano) provoca la llamada subluxación, es decir, una dislocación parcial del hueso del antebrazo en la articulación del codo.
El resultado: el brazo cuelga más o menos flojo y el niño ya no puede moverlo y se queja de dolor. Normalmente, no se requieren más diagnósticos, especialmente radiografías, si la causa del accidente está clara. Se coloca al niño en el regazo de uno de los padres y el antebrazo se coloca rápidamente en su sitio. Al cabo de unos minutos, el niño puede volver a mover el brazo con normalidad y no siente dolor.
Y los médicos disfrutamos de nuestro momento heroico :-).
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Confort
Enfado, tristeza, dolor, desesperación: hay muchos momentos en los que los niños necesitan consuelo. Y como no todo es tan trivial como podría pensarse en un principio, he aquí los consejos más importantes para dar consuelo.
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Convulsión febril
Hoy tenemos un tema de la categoría "El Stephen King de la pediatría". En otras palabras: puro horror. Se trata de las convulsiones febriles.